Cruzados misóginos y enemigos de los pobres

A propósito de la última Misa de la Familia en la madrileña plaza de Colón, confluyeron ataques contra la Iglesia Católica. El País tituló: “Católicos en cruzada… Rouco llama a la reconquista”. Este lenguaje sugiere una grave situación, un peligro inminente que no se ve por ninguna parte.

Se trata de personas que organizan misas, a las que va la gente sin ser obligada. A ver quién es capaz, políticos y sindicatos, por ejemplo, de juntar a tantos voluntarios. Una vez en la misa, se dedican a rezar y a predicar a favor de la familia. Inmediatamente, son tratados como si fueran una amenaza poco menos que terrorista. Son una amenaza, sí, pero para el poder.

Y hablando de poder, Elena Valenciano, portavoz del Comité Electoral del PSOE, afirmó: “La jerarquía eclesiástica es enormemente misógina y no comprende la evolución del papel de las mujeres en la sociedad. Probablemente, es la clave de la incomprensión absoluta que manifiesta por las familias, por la sociedad actual”. Continuó diciendo que la cúpula católica propone un modelo de convivencia “anclado en un sistema de valores según el cual las mujeres estaban subordinadas a los hombres, y eso ha dejado de ser así en gran medida”.

Empezando por esto último, es muy curioso que los socialistas estén tan preocupados por la subordinación de las mujeres a los hombres, y no les preocupe nada la concreta y creciente subordinación de las mujeres y los hombres al Estado. Pero también cabe subrayar su arrogancia a la hora de acusar a los demás de no comprender a las mujeres.

Caramba, la Iglesia debe comprenderlas mejor que los socialistas, que se ufanaron promulgando la famosa Ley Integral contra la Violencia Doméstica, que ha sido un fracaso; mientras que los obispos han señalado la obviedad de que la institución que protege a las mujeres no es el absurdo Ministerio de Igualdad, sino el matrimonio cristiano.

Tampoco se anduvo con chiquitas Público: “La Iglesia ve más drama en el aborto que en la crisis… Rouco menosprecia la tasa de paro”. Qué reaccionaria y cruel es la Iglesia. En fin, ya lo sabemos. A partir de ahora, los cientos de miles de pobres parados que son alimentados por esa Iglesia supuestamente menospreciadora dejarán de acudir a los comedores de Cáritas y se pasarán por las sedes del PSOE, El País o Público.