Pesadilla postcapitalista

Lamenta el pensamiento único que el capitalismo domine por completo los medios de comunicación, lo que no es evidente. Paul Mason es redactor jefe de Economía de Channel 4 News, y su libro titulado Postcapitalismo (Paidós), es abiertamente anticapitalista. Ahora bien, qué es lo que domina a Mason no está claro, a excepción de una arrogante y avasalladora temeridad: “el dinamismo actual estará ya agotado para 2060”. Con un par.

Presumiendo de describir la moderna economía digital, mezcla a Marx con Drucker y a Trotski con Hayek, y termina proclamando que el mundo está controlado por el neoliberalismo, que “aboga por la ausencia de controles en los mercados” y exige también “que el Estado debe ser mínimo”. Alguien que cree que vivimos en un mundo ni remotamente parecido a eso ya es capaz de creer cualquier cosa. Y así es este libro, con un disparate tras otro, sin titubear: “la humanidad no es más que un conjunto de individuos despiadados que compite ferozmente entre sí…para que el neoliberalismo perviva hay que debilitar la democracia”.

Del apocalipsis no tiene dudas: “salvamos la globalización deshaciéndonos del neoliberalismo y luego salvamos el planeta yendo más allá del capitalismo”. Ha crecido la economía, pero “ha desencadenado una dinámica que pone en peligro la supervivencia del planeta”. El malvado capitalismo neoliberal “funciona ajeno a cualquier intento de control por parte de los individuos, los Gobiernos e, incluso, las superpotencias”. Y va y dice que vivimos en un mundo así, que sigue fielmente a Mises (en serio, págs. 95, 290).

Esta maniobra tremenda para “aplastar por completo” a los obreros se ha traducido en “tres décadas de recorte del gasto social”. Nunca el gasto social ha sido más elevado, pero esto son detalles nimios que no abruman a este pensador, para quien es indudable que “los principios económicos del libre mercado se desatan a finales de la década de 1980”, con la desigualdad, la hecatombe climática y demás consignas endebles pero caras al pensamiento único.

Por suerte, la tecnología de la información “está disolviendo el sistema capitalista en general” y promoviendo la llegada de “un nuevo modo de producción más allá del capitalismo”. Vendrá un paraíso intuido por Marx en los Grundrisse, y que, con la teoría del valor-trabajo, permitirá, por fin, acabar con el mercado. Ese es el objetivo diáfano: no puede haber mercado, ni propiedad privada, ni lucro. Mason, que admira la Argentina de los Kirchner y cuyo modelo ideal es la cooperativa de Mondragón (¿se habrá enterado de algo?), nos promete un horizonte feliz sin trabajo y con abundancia y renta básica. La receta es sospechosamente familiar: nacionalizar todo, eliminar las pensiones privadas, impagar la deuda, generalizar la inflación, expropiar a los ricos y organizar la economía desde el Estado, con una Oficina de la Actividad No Mercantil (en serio, pág. 355).