Pronósticos y trampas

No es ningún secreto que los pronósticos acerca del futuro son difíciles, pero lo son muy especialmente en el caso de la política, porque los propios protagonistas nos engañan.

Por ejemplo, y por limitarnos a un reconocido embaucador, Pedro Sánchez ha insistido reiteradamente en que agotará la legislatura, con lo cual deberíamos concluir que las elecciones generales se celebrarán en 2027.

Sin embargo, el pronóstico está lejos de ser indudable. Porque el presidente está acostumbrado a hacer trampas.

Sin embargo, aunque no las hiciera, es obvia la dificultad que tendrá Sánchez para gobernar sin el apoyo de Junts. Si ya era difícil aprobar proyectos y leyes uniendo a todos los socios de la investidura, todo indica que ahora será todavía más complicado, porque tanto los independentistas catalanes como la ultraizuierda de Sumar han manifestado sus reticencias ante diversas iniciativas del Ejecutivo.

Su actitud se comprende, porque el Gobierno está acosado por la corrupción, y los socios temen que les pueda afectar a ellos. De hecho, las encuestas así lo sugieren, porque todos los apoyos con los que cuenta Sánchez han ido perdiendo respaldo popular, con la única excepción de Bildu.

Otra cosa distinta es que una ruptura abierta y una moción de censura sean lo que más convenga a los socios en este momento, porque deben calcular cuánto daño político les causaría a ellos. En el caso de Yolanda Díaz, por ejemplo, no parece que su horizonte electoral sea demasiado halagüeño lejos de Sánchez, enfrentado como está su partido, Sumar, a la vez al PSOE, a Podemos, y a la opinión pública.

¿Qué le conviene al propio Pedro Sánchez? Por lo que vemos, y por sus patentes esfuerzos propagandísticos, le conviene permanecer en el poder, salvo que sus expectativas de voto se derrumben.  Ese cambio dependerá de dos circunstancias. Por un lado, si las evidencias de corrupción avanzan, pueden perjudicar aún más directa y más escandalosamente a Sánchez y a su partido. Por otro lado, la economía, que el Gobierno esgrime como su gran éxito, puede frenarse. Ambas circunstancias pueden llevar a Sánchez a convocar elecciones, no porque las desee sino porque se quedará sin trampas a las que recurrir.

(Artículo publicado en El Periódico de Sotogrande.)