La agenda santa europea

De cuando en cuando, Pauper Oikos visitaba las instituciones comunitarias, por su acervo y por si acaso. Un día escuchó una voz beatífica que reclamaba:

—¡Rescatemos a los parados!

Era Jasa Tanatol Recuo, la santa del periodismo europrogre.

—Exigiréis la liberación de los mercados laborales de Europa —dijo el reportero de Actualidad Económica, con una sonrisa irónica.

—Claro que no —protestó la beata—. Las iniciativas para compensar los costes sociales de la crisis han sido escasísimas.  Urge reactivar la agenda social europea, sobre todo contra el paro. Crear un seguro de desempleo europeo, establecer salarios mínimos (varios socios carecen de tal cosa), rentas mínimas, cheque infantil, escudos contra la pobreza energética, políticas de empleo, etc.

Pauper Oikos comprendió que tantos años en Bruselas confunden al más santo y a la más santa, y respondió:

—Jasa, querida, la propia Europa te da las pistas necesarias para despejar tu error. Los parados no necesitan dinero público sino mercados libres, como lo prueban los países que tienen un paro reducido: lo han conseguido flexibilizando el mercado.

—Se necesita algo más —sostuvo Jasa Tanatol Recuo, esparciendo incienso—. O Europa da la cara por sus ciudadanos o los europeos volverán la espalda a la idea de Europa. La UE debe tomar partido por los perdedores, como sugirió el economista liberal Paul de Grauwe. Pero no solo de la globalización desigual y asimétrica. También de la mala digestión de la crisis y de la mediocre receta aplicada contra ella, la política económica de austeridad monolítica y excesiva.

—Ni Grawe es liberal, ni ha habido una austeridad excesiva —corrigió el reportero—. Y si los europeos vuelven la espalda a Europa, lo que es cierto, no puedes ignorar que lo hacen entre otras cosas precisamente por lo que tú misma estás proponiendo, a saber, crujirlos aún más con impuestos.

La sonrisa beatífica desapareció de los labios de la europrogre paradigmática:

— Rescatar a los parados es indispensable, pero factible y nada caro. Multiplicar por 30 el Fondo de Adaptación costaría poco y atendería a 450.000 parados al año. ¿Dónde encontrar el dinero? De los beneficios del BCE, y de una leve tasa a las empresas que se benefician amplia y directamente de las compras de sus bonos por el BCE, al aplanarse los intereses de su deuda gracias a la quantitative easing.  La QE beneficia a todos, pues evita la recesión. Ambas colectas serían moralmente justas porque aliviarían algunos efectos maléficos de la crisis originada en las finanzas.

—Entre tus juegos keynesianos de macro cañí y tus consignas sonoras no hay quien se aclare —objetó el reportero—. Pero desde luego eso de llamar “colectas” a lo que son impuestos, y de fantasear con que la política monetaria expansiva evita las recesiones, cuando infla las burbujas, es demasiado.

Pauper Oikos observó que Jasa Tanatol Recuo no le prestaba atención. Entristecido, se preguntó por qué la Unión Europea adoptó la Oda a la Alegría de Schiller como su himno. Y entonces se abrió el cielo y Beethoven respondió:

—Es que compuse la novena sinfonía cuando estaba sordo.