Así en la peste como en la guerra

El poder procura siempre desactivar la resistencia del pueblo, inhibiendo el sentido de la libertad que todos tenemos, y que nos impulsa a proteger lo que es nuestro.

Solo la peste puede rivalizar con la guerra a la hora de facilitar las incursiones de las autoridades sobre los derechos de sus súbditos. No cabe asemejarlas con las otras calamidades con las que nos atemorizan los que mandan, como el apocalipsis climático. La peste y la guerra son vastamente superiores, porque convocan al espectro de la muerte ahora mismo, y no en el futuro.

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