Daniel Romero-Abreu me regaló un ejemplar del libro del joven economista checo Tomas Sedlacek, Economics of good and evil (Oxford University Press). El original fue un éxito de ventas en la República Checa, aunque fue rechazado como tesis doctoral en la Universidad Carolina de Praga por su "cuestionable valor científico". En cambio, su trabajo fue elogiado por Deirdre N. McCloskey. Paradójicamente, pueden tener razón todos.
El éxito del libro deriva de que está escrito en un lenguaje sencillo pero a la vez atractivo, y que plantea problemas importantes de la economía, enlazándolos con la filosofía, la ética, la religión, la antropología y la cultura.
Tengo dos hipótesis sobre por qué unos profesores contemplaron la tesis con recelo. La primera es que no entendieron qué hace un economista de nuestro tiempo preocupándose de analizar desde el Poema de Gilgamesh, compuesto en el año 2500 antes de Cristo, hasta la película Matrix, pasando por la Biblia. Es una hipótesis inquietante, porque revela una visión de la economía reducida al paradigma asignativo neoclásico que ha predominado en el último siglo. La economía es eso, sin duda, pero también es más, como ha reconocido la profesión en las últimas décadas, marcadas por una ponderación mayor de otros ámbitos y disciplinas, como la psicología, la política, la historia, el derecho y el marco institucional. Desde luego, que la economía tiene que ver con la moral no sorprendería a Adam Smith. La mayor amplitud de miras explica el respaldo de la profesora McCloskey.
La segunda hipótesis, tranquilizadora, es que los profesores pensaron que no representaba un avance del conocimiento, con lo cual lo rechazaron en tanto que tesis doctoral. No me extrañaría que Economics of good and evil careciera de ideas completamente novedosas y originales, pero me ha parecido interesante su planteamiento conjunto, su forma de mirar la economía, o la metaeconomía.
Es valiosa su reivindicación de la ética, y también su rechazo a la caricatura habitual de la Edad Media como paradigma del atraso, y a la relación automática entre crisis económica y totalitarismos políticos; o su descripción de la economía actual como "keynesianismo bastardo". En cambio, resulta deficiente en su vinculación entre matemáticas y liberalismo, y otros análisis vulgares sobre el tema, como en el caso de la moneda.
No recuerdo haber leído antes ninguna interpretación económica de la épica de Gilgamesh, ni tampoco tantas referencias económicas a la Biblia, y en particular a los Santos Evangelios, todas ellas pertinentes y alguna de notable valor, como cuando evoca la conocida expulsión de los mercaderes del templo, tantas veces esgrimida como ejemplo definitivo de la condena cristiana de la actividad mercantil. Sedlacek, empero, subraya lo que es obvio y, por tanto, corre el riesgo de resultar desapercibido: Jesús expulsó a los mercaderes del templo… ¡pero no más allá!
La economía abarca temas de psicología, política, historia, derecho o marco institucional