En España, mi Argentina natal, y varios países latinoamericanos, se emplea la expresión “alquilar balcones” para indicar un acontecimiento muy notable o atractivo que merece ser visto. La situación de la vivienda en España puede tener el amargo desenlace de que los balcones no se alquilen para contemplar espectáculos notables sino simplemente para vivir.
Parece que el sector inmobiliario español afronta una tormenta perfecta. El incremento de la demanda se ha combinado con una restricción de la oferta, debido a las trabas legislativas y regulatorias, y, para colmo de males, las políticas intervencionistas se han extendido por todo el país y son irresponsablemente defendidas por todos los partidos políticos.
Caso emblemático es el de Cataluña, y en especial Barcelona, donde en la práctica el intervencionismo ha hecho desaparecer las viviendas en alquiler, y casi se ha dejado de construir.
El año 2024 fue positivo para el sector, y aumentaron las ventas. Sin embargo, como analizó BBVA Research, “la nueva oferta siguió siendo insuficiente para satisfacer la demanda”, una demanda que todo sugiere que continuará creciendo en el futuro. “La falta de suelo finalista debido, en gran medida, a la complejidad burocrática de los procesos de transformación del suelo y la escasez de mano de obra especializada complican el inicio de nuevos proyectos”. Ante una demanda persistente y una oferta insuficiente, “al precio no le queda otra alternativa que seguir creciendo, en torno al 6,5% en promedio anual, algo más en 2025 que en 2026, como consecuencia de la desaceleración que se observa para la economía”.
El control de los precios de los alquileres, una medida absurda y contraproducente, seguirá limitando la oferta en ese mercado y tensionando los precios al alza.
Sotogrande es en cierta medida una excepción, sobre todo en el mercado de venta, por lo mucho que se ha invertido en la zona y en la urbanización en los últimos años. Esperemos que la moderación normativa y la sensatez empresarial contribuyan al equilibrio del mercado y nos alejen tanto de una nueva burbuja como de una escasez que lleve a alquilar balcones.
(Artículo publicado en El Periódico de Sotogrande.)