Evasión y economía

Aparte de la famosa película de John Sturges de 1963, la idea de la gran evasión evoca en los economistas el libro que el premio Nobel, Angus Deaton, publicó medio siglo después: The Great Escape: Health, Wealth, and the Origins of Inequality, con traducción al español en el Fondo de Cultura Económica.

El escape al que se refiere Deaton es posiblemente el fenómeno económico más importante de todos los tiempos, quizá con la excepción de la revolución neolítica, a saber, la extraordinaria superación de la pobreza que el mundo ha registrado en los últimos dos siglos. De su análisis, y del papel de la teoría económica en su interpretación, se ocupa un reciente libro de introducción a la disciplina. Sus autores son Félix Fernando Muñoz, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, y Pablo Paniagua, profesor en la Universidad del Desarrollo de Santiago de Chile, y se titula: La gran evasión. Economía para las ciencias sociales y humanas, Editorial Síntesis.

Es una excelente muestra de cómo la teoría superó la trampa maltusiana y la suma cero, aunque no mencionan al pionero Nassau William Senior, el principal economista clásico contemporáneo y amigo de Malthus que desconfió de sus lúgubres diagnósticos.

Con destreza, Muñoz y Paniagua exponen conceptos básicos de la ciencia económica: el coste de oportunidad, la utilidad, los incentivos y sobre todo las instituciones, abriendo el abanico que configura al buen economista y que Keynes describió con inmortal brillantez al final de su ensayo biográfico sobre Alfred Marshall, donde explica que la economía parece sencilla pero los buenos economistas son infrecuentes porque deben reunir una mezcla inusual de cualidades, como la de ser a la vez matemáticos y filósofos, historiadores y estadistas, concretos y abstractos.

Explican muy bien el mercado, el comercio exterior con las ventajas comparativas, el papel del empresario y las instituciones. Su visión de las cuestiones económicas es amplia, incluyendo los desarrollos teóricos recientes de la economía neoinstitucional y la elección pública, y áreas como el medio ambiente, la desigualdad y el papel de la mujer.

Su matriz intelectual es liberal: rechazan los controles de precios y los camelos generalizados contra nuestra sociedad “individualista” –que, en realidad, y gracias a los mercados, es la menos individualista y la más interconectada de la historia. Defienden el capitalismo frente a la planificación, y citan a los grandes pensadores liberales, desde Adam Smith hasta Menger, Hayek, Friedman, Stigler, Vernon Smith y Buchanan.

A pesar de algunos análisis deficientes en economía monetaria y Hacienda Pública, y de algunos deslices y tentaciones políticamente correctas, este el mejor manual de introducción a la economía para economistas, y también para colegas de las humanidades, que he leído en mucho tiempo.