Perder el tiempo
A los intelectuales progresistas no se les ocurre que el trabajador pueda elegir libremente no perder el tiempo.
A los intelectuales progresistas no se les ocurre que el trabajador pueda elegir libremente no perder el tiempo.
El llamado techo de gasto es como en «Alicia en el país de las maravillas», pero en parte, porque solo aumenta, nunca disminuye.
Sobre un interesante reportaje de Laura Álvarez en La Razón, donde leí: «El monte rentable no arde».
Conviene tener cuidado con las apuestas de los políticos, porque jamás se juegan en ellas su dinero.
En su pretendidamente infinita bondad, los socialistas han decidido que, como la prostitución está mal, hay que prohibirla, y ya está.
Auge de la izquierda en el subcontinente.