Violencia según

El pensamiento antiliberal suele negar la violencia perpetrada en nombre del progreso, y subrayar la violencia atribuible a otros hasta extremos ilimitadamente desfiguradores. Juan José Millás escribió que la subasta del precio de la energía era “violencia atroz”. Frente a la necesidad de las personas, se lamenta: “nos escandaliza más un contenedor de basura chamuscado”. Es decir, la violencia callejera o no es violencia o no debe ser motivo de escándalo.

Santi González recordó en su blog a Raúl Salinero, portavoz de Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Burgos (http://goo.gl/f8YjfE). A propósito de los episodios de vandalismo en Gamonal, declaró: “Creo que la primera pregunta que hay que hacerse es ¿qué es violencia?, ¿violencia es que vecinos indignados, que no pueden más, rompan los cristales de un banco?, ¿o que ese mismo banco venga echando a familias de sus casas sistemáticamente?”. Subraya González sabiamente la torticera conclusión a la que nos abocan estos totalitarios: romper cristales no es violencia, porque la violencia es construir un bulevar.

También recuerda cómo se abusó de la palabra terrorismo, denominando “terrorismo patronal” a los accidentes laborales, o “terrorismo doméstico” al asesinato de mujeres, o “terrorismo medioambiental” a los incendios de verano.

Y no podía faltar el líder preclaro, Pablo Iglesias, que habló de los contratos de autónomos de entre 450 y 800 euros. ¿Cómo los calificó? Pues, claro, sentenció: “¡Esto es violencia!”.

(Artículo publicado en La Razón.)