Todos al suelo
El BCE: todos al suelo.
El BCE: todos al suelo.
Pero qué malo, malo, malísimo es el capitalismo. En fin.
La intervención política crea delitos sin víctimas definidas, y al mismo tiempo culpabiliza a ciudadanos definidos.
Para luchar contra el hambre no hay que atacar a las empresas sino promover la libertad.
El papel económico de la monarquía trasciende el más visible de apoyar a los empresarios en su internacionalización.
El mercado laboral se parece poco a un mercado.